martes, octubre 28, 2008

Llegará el día...

Muchas veces uno presiente que está a punto de ocurrir alguna cosa… En ocasiones no se sabe bien qué es, pero por lo general se tiene al menos la intuición de que será bueno, o será malo. Mis expectativas respecto a la apertura de las puertas hacia el mágico mundo de la fortuna han ido creciendo en estos días… Basándome en hechos que lo demuestran, esta vez siento que algo grande llegará a mi gracias al destino. Un claro ejemplo de que me está llegando el momento es, sólo por citar algo, lo acaecido el pasado domingo en horas de la tarde, cuando arribé a la para nada despreciable ecuación que me permitió comprender que Topo Gigio no es solo una vieja rata inútil y de voz apitazada sino que:

(Nota; cada porción representa una pizza, cortesía de "Los Santos" la pizzería mas rica de Tolosa)

Fue en un concurso radial donde me hice la feliz acreedora de dos tortones de muzzarella y medio kilo de dulce congelado! YEAH. Nadie sabe a ciencia cierta cuál fue la pregunta a responder en este concurso, lo cierto es que el locutor se empeñaba tontamente en decir una y otra vez la respuesta y no tuve mas remedio que llamar y ganar. El destino que le dicen.

No contenta con tremenda seguidilla de golpes de suerte (¿?), este mediodía acerté una apuesta sin premio que consistía en adivinar los dos primeros titulares que aparecerían en el noticiero del mediodia de canal américa… Ahi van las respuestas ganadoras;

“La inseguridad otra vez golpea el conurbano, un pobre ciudadano (que paga sus impuesto mes a mes) fue brutalmente asaltado por unos menores inescrupulosos”

A lo que le siguió:

“Martínez- el padre del actor Mariano Martínez- cada vez mas complicado en la causa del triple crimen. Mariano está deprimido”

... Está bien, ok. Eso no es suerte...

Volvamos a lo importante. A partir de este y otros importantes hechos no menos grandiosos me empecé a embalar con este tren de suerte y volví a comprar chicles.

- ¿Cómo es eso?- Se preguntará alguien en algún lugar…

Y es que abrir un paquete de chicles me producía en otros tiempos una sana exitación… Si bien en su interior casi siempre está la goma de mascar recubierta en papel- y es normal que así lo sea- ésta expectante emoción que aparece justo en ese momento la arrastro desde hace algunos años. Aunque la promoción terminó hace mucho, nunca perdí la esperanza de abrir el paquete y VOILÄ!

una seguidilla de chiclecitos de envoltorio dorado…

Es que tal y como Charlie Bucket cuando compró un Willy Wonka y terminó sacando su soñado billete, yo todavía espero que me toque el papel especial...


Ya no recuerdo cual era el premio. Ojalá no haya sido una expedición a la fábrica de veldent. Y aunque nunca conocí a nadie a quien le haya tocado, no pierdo las expectativas de que por estos días por fin me encuentre con la verdadera Suerte... Siento que ando muy cerca... hasta creo que le estoy rosando la mano... Llegará el día, lo sé, en que pueda atrapar a esa arisca, escurridiza y por momentos retorcida amiga, La Suerte... Va a llegar. Si.

domingo, octubre 12, 2008

Una pibita re vaginal.

Poniendole cara a la acusación.

Me quedé colgada mirando los comments del post anterior. No pensé que mi entrada sobre lo molesta que me sentí un sábado por la noche podría tener ningún tipo de respuesta. Supongo que la dejé picando. Las lógicas para nada fortuitas instaladas en el imaginario hacen que la contestación más sencilla sea;


Chica que se queja = argolluda.

(O sea, seguro la piba se queja de llena.)


Y me quedé pensando de dónde habrá salido tanta cosa. Entonces pensé que podría llegar a ser algo personal. Pero si así fuera… ¿para qué entraría alguien a mi blog a poner un comentario así? ¿Acaso es un masoquista que gusta de propinarse flagelaciones insoportables tales como entrar al insoportable mundo de lucha?


No. Pantro no es así. Pantro es así:


Eso si. Pantro no se queja.

¿Y porque no?

Porque se la aguanta.

¿Y porque?

Porque no es ningún puto.


La cosa es algo asi Pantro; yo me tengo que quejar. De otra forma no podría existir. Es la forma en la que aguanto mejor.

Ojalá todos lo hicieran mas seguido en un blog. Nadie tiene necesidad de pasarse horas leyéndolo. En cambio si todos se quejaran en plena reunión de amigos un sábado por la noche… eso sería insoportable.

Pero analicemos todo como debe ser; sociologicamente. Ponele.



"La queja de balde". Esa cosa instrinsecamente femenina.


La queja a viva voz por parte de una chica se ha aparejado con el tiempo a la palabra histeria femenina. Y no es de feminista que encaro el tema por acá. No fui yo la que hizo referencia a la argolla.


Se queja una chica porque es histérica. ¿Pero que pasa si se queja un varón?

Y bueno, si se queja es porque ESTA CANSADO.


Hombre que se queja = trabajador

(el tipo está cansado y no es culpa de él. Lo explotan y no se lo merece)


Y la otra;

Hombre que se queja de más = es puto.

(el tipo es un sensible y se la come doblada)


Hay lógicas ya armadas que son más fáciles que pensar. Así, podemos decir que ningún hombre se quejaría en un blog. Y eso no es por piola. Es por miedo. Miedo que lo tilden de puto.


Bueno basta. Cuánta sociología.


Todo esto es la pedo, porque si. Soy argolluda.


Digamos directamente que SI. Soy argolluda… Me encabrono a gusto y piachere. Me resulta mas fácil sulfurarme que darme por satisfecha.

Y como no soy ninguna desagradecida, voy a aportar a algunas claves que permiten confirmar que si. Que soy.


Nro 1. mi perra se desentendió de mi, y fue justo después del dia que le di la vacuna anti-rábica. De estos hechos pueden surgir varias hipótesis. Una sería que no le gustó nada y se ofendió. La segunda que soy la rabia misma. Rabiosa = histérica. Histérica = argolluda. Ahí ta.


Nro 2. Acabo de encontrar un pendejo en el azúcar. Y… ¡No es raro! Esto confirma que soy una argolluda! (Y no, no me gusta tocarme mientras tomo mates. No sé como fue a parar ahi)


Así es. Es evidente. Soy una tremenda argolluda. Pero quiero salir en mi defensa. Soy una tremenda argolluda, pero al menos tengo la tranquilidad de saber que mis quejas no recaen en la total in conducencia, ni mueren en el fácil reclamo. Seré una tremenda, terrible y desproporcionada argolluda. Pero intento al menos comprender mi propia conchudez. Si sale o no, lo dirá el tiempo.


Y mientras tanto señora, señor…


Seré una argolluda o no seré nada.



No te olvides de votar en la encuesta. Podés elegir mas de una opción.


sábado, septiembre 27, 2008

Molesta


Estoy embroncada, y como no puedo gritar me comí un kilo de capeletis de cuatro quesos con salsa. De solo escribirlo quiero vomitar. Ahora además de embroncada estoy asqueada y me duele la panza.

Ring. “Adelante”. “GGGGGrrrrrRRRrrAAAAahhhhhhHHHh. Pero sabés que es lo bueno? Que no lo saco tanto para afuera” “Ah si? Bueno, peinate”. Cierro la cajita.

Me molesta alguna gente. 

Upa, que molesta estoy. Que molesta.

jueves, septiembre 11, 2008

Padecer de divanismo.

Necesito enloquecer un poquito. Y es que transito una meseta de rutinarismo ordinario y aburrido, acompañado por la tranquilidad que me brindan dos sesiones de terapia semanales y algunos placeres sustitutivos esporádicos; cuando se puede de esos que satisfacen el barbárico instinto que todos y todas llevamos dentro, aunque Freud no haya querido admitirlo, o se haya esforzado en cambiarle de nombre. Y ya que hablo con Sigmund quiero decirle algo en público: yo no firmé ningún papel donde renunciara a nada.

Mis problemas se reducen ahora a un pequeño cuarto donde los saco a relucir y cuando salgo de ahí no hay más ganas de enroscarse;


“Ring”- “Adelante”- Me siento- Abro la cajita- Cierro la cajita- Clin caja. Todos contentos; Pandora vuelve a dormir.


La culpa es de Edipo por cogerse a su vieja, de Poldy Bird por escribir tanta basura, y de Deus ex machina por ser tan vigilante. La culpa no es mia.


Lo cierto es que si bien estoy aprendiendo en estos días a encontrarle el gusto a actividades tan sanas como no preocuparse por lo inevitable, no es menos cierto que comienzo a preguntarme si al final tiene alguna gracia. A veces tengo ganas de que me den dos descargas de electroshock para reavivar mi arrebatada, desubicada y nunca bien ponderada locura. Y a veces no... a veces solo descanso tranquila… Pero no me engaño. Es pura vanidad. Compadecerse de uno mismo no es llegar a ningún lado, sino tan solo demorar la conclusión a la que nadie quiere llegar. En fin. Me estoy enroscando, así que;


-"¿la seguimos la próxima?"


domingo, agosto 03, 2008

Intríngulis

Darle sabor a los días sin sal es una receta que uno aprende con el tiempo. Des- victimizarse de las etapas menos felices es una clave elemental para seguir por el camino, y con el tiempo los pensamientos se van acomodando, como los melones, solos y a medida que el carro se pone en movimiento.

Así es como estos meses aprendí algunas cosas y me olvidé de otras, para ir haciendo espacio.

Una pequeña niña me vendió una flor con enseñanza, como esas galletas orientales de la suerte. La elección no era tan compleja.

¿O acaso lo era?
¿Clavel o rosa?

Tome mi decisión. Clavel. Ella me miró, se sonrió, y me tiró la flor en las manos echándome encima su sabiduría inolvidable:


-“Tomá. Los claveles son para los muertos”.

Pasmada, mi primera reacción fue arrepentirme de mi medida. Pero ahora pienso que estuve bien. Nunca tendría que haberme quedado con la rosa, porque de ser así, seguiría comprando claveles.


Entre la claridad y la rutina existe una línea que me es difícil percibir. Esas finas líneas, que aparecen en mi vida como un Droopy constante, me tienen bastante preocupada.


¿Es acaso el conformismo un amigo fiel de la felicidad?

¿O es la claridad lo que va subyaciendo en el mambo de la vida?

¿Será incluso la rutina lo que atrae cierta claridad?

A veces me da por pensar que quizás los melones nunca deberían acomodarse.

¿Por qué debería ser deseable tener ordenados los melones?.



No lo sé. Nadie sabe la verdad.


Y casi como otra de esas galletas con sorpresa, me aclararon con una certidumbre avasalladora que la tal “verdad” ni siquiera existe...

“Lo que si…” – aclaró también con seguridad indiscutible- “ hay quienes estamos mas cerca que otros”.


Pd: tu buena predisposición para completar mi encuesta de los melones aportará a que mi intríngulis me cause menor angustia. Muchas Gracias. (Al costado!!)



lunes, julio 07, 2008

Viaje al bello Oriente

El silencio no es casual. Estoy tomando unas vacaciones de soma. Acá, en el mundo no feliz, a las pildoras no las distribuye el Estado, pero es tan facil convecer al médico de que es necesaria una dosis que es casi obvia la connivencia con el aparato estupidizante, encubierto en una aparente burocracia de sellos, firmas y papeles rosados. ¿Estas alterada? ¿No te bancás mas tanta mierda? TOMÁ.

En el mundo feliz de Huxley:
“Si por desgracia se abriera alguna rendija de tiempo en la sólida sustancia de sus distracciones, siempre queda el soma: medio gramo para una de asueto, un gramo para fin de semana, dos gramos para viaje al bello Oriente , tres para una oscura eternidad en la luna”


En el mundo infeliz tuyo y mio:

"Si por desgracia no se abriera ninguna rendija para dejar de ver la realidad, si por desgracia no pudieras evitar ver lo injusto y lo cruel, si por desgracia no pudieras abstraerte ni olvidarte de la desigualdad, si por desgracia ya no soportaras el egoismo, el devenir triste e inevitable, si por desgracia descubrieras que no hay lugar para que todos y todas vivamos en un mundo feliz ... pues amigo, amiga... siempre queda el clonazepan."



viernes, junio 06, 2008

YIRA YIRA

Voy cada día resignada, como vaca al matadero, a cada lugar donde lo indica la rutina. El día solo consta de algunas horas vivibles y lo demás es dormir. Así debe ser. Así lo respeto. Hacía mucho que no estaba tan cansada. Y hacía mucho también que no sentía a mi cuerpo irse solo sin mi mente, que ultimamente vagabundea por lugares recónditos de la perplejidad. Pero estoy bien.

Como muchas de mis mañanas, esta no fue la mas organizada. Se me pasó volando el comienzo del día y de muchas cosas que tenia que resolver, solo me enfoqué en una que no dio ningún fruto y que me llevó toda la mañana. Así es que cuando se venía la hora de cumplir horarios salí corriendo con el almuerzo de las 11.30 atoradísimo y unas ganas de llorar que contuve con tesón. Es que fue otra vez el día de la marmota. Todos los dias el mismo. Todos los dias corriendo contra el reloj.

A la tarde, cuando iba remontando poquito a poco, aproveche los quince minutos de descanso y fui al quiosco a por la merienda.

Una alfajor para mi, un chocolate para él. Clin, caja.


Yo: “Hasta luego”

Quiosquero fuma crack: “chau gracias”.


Pero no.

Una señora entró con una pequeña niña a preguntar por la comisaría más cercana. Mi espíritu de metida no me permitió salir sin preguntar que había pasado. Reproduzco la conversación entre el quiosquero fuma crack, la señora desesperada, la pequeña niña y yo:


Quiosquero: eh seeee, hay una en ocho y… No… en 46 y…

Yo: ¿pero qué le pasó señora?

La señora desesperada con pequeña niña: perdí todo. BUAAAAAAA

Yo: Bueno señora tranquilícese y cuénteme a ver si la podemos ayudar.

(El kioskero siguió atendiendo como si nada.)

Señora desesperada con pequeña niña y además embarazada: BUAAAAA

Yo: Venga señora siéntese acá afuera [por la parada del colectivos] Cuénteme…

Señora re embarazada: fui al medico, y cuando me bajé del colectivo me di cuenta que me falta la cartera donde tengo todo. El DNI mío el de la nena, mi sueldo, y los papeles de los estudios del bebé. BUAAAA

La gente pasaba por la calle y miraba de reojo.

Yo, claramente contrariada: ¿Ud piensa que la policía va a salir a buscar sus cosas? No. Mejor quédese acá sentada y respire hondo. Esperemos que quien lo encuentre sea tan amable de devolverle aunque sea los documentos. Pero no vaya a la comisaría con pequeña niña y tremenda panza”. ¿Vive muy lejos señora?

Señora re embarazada: En Arturo Seguí.

Yo: [¿lo qué?]

Pequeña niña: ¿quién le va a devolver todo a mi mamá?… ¡BUAAAAA!

Yo: no te preocupes, mamá lo va a recuperar. Tomá (alfajor)

Señora re embarazada: “¡BUAAA!” [se agarra la panza]

Yo: ¿¡señora!? ¿¿Pero qué…?? ¿¿Le duele???

Señora paribunda: SI... TENGO CONTRACCIONES.

[Pequeña niña abre un huevo de chocolate mucho más atrayente que el alfajor]


Señora desesperada con pequeña niña no eran dos rubias, y andaban en colectivo. De lo contrario, habrían tenido un cortejo de discapacitados sociales haciéndole el honor de traer al mundo otro niño o niña rubia en el medio de calle 7. Dos o tres perversas almas inútiles, escucharon la conversación y siguieron.

Ahí empezó una odisea doble; una dentro de la panza de señora paribunda, y la otra dentro de mi cabeza. Por un lado nadie paraba a ayudar. Por otro la señora no tenia tiempo que perder y yo no tenía más tiempo de recreo y tenia que volver. Aparece en escena un muchacho bien parecido que se dirige a mí en el siguiente término:

Muchacho bien parecido: ¿querés que te ayude?

Yo, claramente impávida: “si, no se qué hacer, esta señora está paribunda, acaba de perder sus petates y yo tengo que volver a trabajar…”

Muchacho bien parecido dirigiéndose a la señora: “bueno señora, vamos al hospital”

La nena seguía llorando cada vez mas desesperada al son de la mamá. El pibe buscaba un taxi, y no pasaba ninguno. La gente empezó a acercarse cuando vio a muchacho bien parecido encargándose valientemente del tema. Sin embargo siguieron mirando de lejos, sin intención de involucrarse, sino solo de chusmear. Yo agarré unos pocos morlacos que tenia en el bolsillo y se los di a la señora:

Yo: “Me tengo que ir señora. El muchacho la acompaña. Yo trabajo en el lugar rojo”.

Cualquiera. No sé con qué intención se lo dije, puesto que no se puede ir a parir a un lugar de informática.

Entré a la empresa visiblemente afectada, y corrí por el pasillo pidiendo que alguien me ayude a pensar qué hacer, en qué ayudar, e inclusive tuve la inocente esperanza de que alguien me ofreciera llevar a paribunda mujer en su auto. Tuve de escasa a nula repercusión. Alguien se burló “tampoco podemos hacer caridad”.

Me asomé a la ventana y seguían ahí, a la espera de un taxi. Me largue a llorar de impotencia con todo el pecho en el medio del salón. A nadie le importa señora panzona ni pequeña niña, a no ser que vayan a comprar un portarretratos digital. Quizás me crucé con la gente menos indicada. Seguramente alguien habría estado dispuesto o dispuesta a ayudar. No me pasó esta tarde en ese lugar.

Señora panzona entró a emergencias en silla de ruedas. Las contracciones fueron causadas por la tensión nerviosa y se indujo el parto. Pequeña niña recibirá a su hermano/a esta noche. Muchacho bien parecido seguía ahí acompañando a ambas cuando hablé al hospital.

jueves, mayo 22, 2008

Diego! Vení a ver desde acá!

Si no escribo es porque...
...paso varias horas del día dedicadas al esfuerzo contra natura de conservar mi centro.

(acá pueden ver dos de mis estados más frecuentes)

Sufro violentos abscesos de indignación, seguidos de arrebatadas alegrías. La transición dura un segundo. Y cada estado puede durar cinco o más minutos.

Para encontrarle explicación pensé en los ciclos de la madre naturaleza, en alguna especie de trastorno esquizoide, en el cansancio que me da no querer dejar de hacer nada, o en una simple regresión adolescente.

Se incrementa con la lluvia. Y hoy llovió mucho.

Y resultó que en estos días de muchas preguntas y escasas respuestas me estuvo resonando en la cabeza el remate de un cuentito muy corto de Galeano que me leyó una buena amiga hace un tiempo. Como cuando uno se levanta con una canción que no puede dejar de tararear en todo el día, el remate de la historia me persiguió por todos lados a donde fui. A ver si me entienden. De por ahí vino. Este cuentito pretende ser comprendido sin más.

Diego no conocía la mar..

Su padre, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena,

después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos.

Y fue tanta la inmesidad de la mar,

y tanto su fulgor,

que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar,

temblando, tartamudeando,

pidió a su padre:-

Papá: ......Ayúdame a Mirar !!

Que tierno. Por dios no lloren. Tengo un absceso violento en este momento, y la sensiblería me mata de espanto. Por ahora.

El mar que veía pequeño niño era perfecto, inmenso. No le quedó más que tartamudear de alegría. ¡Pero Diego! No todos tienen la misma suerte. A veces nos toca ver unos riachuelos a los que cuesta encontrarle algún fulgor. Aunque sabemos que si ponemos la mejor de las ondas, siempre vamos a encontrar algo que amerite la búsqueda.

Si miramos el vaso medio lleno, este dualismo (amor/odio- alegria/fastidio) podría responder a un estado avanzado de la sensatez. No se puede ser completamente feliz o miserablemente triste, siempre hay algo que te arruina el estado.

Si miro el vaso medio vacío... estoy exigiéndole demasiado a mis emociones, y voy a explotar en un corto plazo. Sea como sea, Diego: pedile a tu papá que te traiga para acá y que nos ayude a mirar a los dos. Dale!


viernes, mayo 09, 2008

Le pantuflé

¿Soñaste alguna vez con que llegás a un lugar y te das cuenta que tenés puestas las pantuflas? Yo muchas. Por ejemplo, llego en pantuflas a la facultad sin notarlo y allí esperan un montón de pretenciosos con una bolsa llena de burlas. Cuando caigo a cuenta de la situación me muero de vergüenza, y me despierto angustiada, con ganas de lloriquear, si no es lloriqueando.

Ni bien silbó el despertador supe que no iba a ser el mejor día. Cuando abrí los ojos noté que tenia duro desde los pies hasta el último músculo de mi cara. Es la consecuencia de algunos días de tensión. Mandibulié toda la mañana, no por abstinencia, sino por bruxismo. Solo un reducido ángulo motriz me estuvo habilitado durante las primeras horas del día. Robocop era Iñaki Urlezaga al lado mio. Mi nariz tenia la forma de un poroto de dimensiones extraordinarias consecuencia de un enfriamiento devenido en sonatina. Perdí toda la mañana lamentando mis dolencias.

A pesar de todo salí a trabajar a tiempo, y aunque un poco deshecha, pude a fuerza de base y corrector, tapar mis ojeras de mapache e improvisar un afinamiento de nariz bastante barato.

Pero.

Cuando estaba casi a mitad del camino, miré para abajo y me di cuenta que tenía puestas las zapatillas.

Y es igual. Zapatillas o pantuflas, para el caso es igual. Volví a mirarme los pies confundida. Paré un segundo. Pensé. No. Estoy despierta. Sí.

Volví.

No se puede ir en zapatillas.

Llegué tarde a trabajar. Un accidente que había habido momentos antes en la avenida hizo que todo el tránsito se convirtiera en un caos y cuando volví a salir de mi casa no conseguía ni un taxi libre. Mi pensamiento desesperado dejó entrever lo mas mísero de mi espiritu: "no se podían accidentar en otro momento. No. Tenia que ser justo cuando salí en zapatillas..."

Así fue como descubrí que debería haber una lista de llegadas tardes permitidas en cada puesto laboral considerando que los empleados piran (si o si) a determinada altura de las circunstancias. Por eso creo necesario, como única sindicalista de la empresa (?) proponer ante la dirección, una lista que con el tiempo aspira a convertirse en una regla de oro de todas las corporaciones mundiales. Ahi voy ;

Esta empresa permite las llegadas tarde ante las siguientes circunstancias:

Sin dudas, un poco de compasión por el malogrado ser humano aumentaría la productividad. Pero, está visto que las empresas rendidoras o las corporaciones millonarias, no se han hecho a fuerza de piedad por sus trabajadores, y mucho, pero muchísimo menos, de sus trabajadoras.


Perdí el presentismo.


domingo, mayo 04, 2008

La uva mas dulce

Ando, o quizás anduve, muy próxima a la aversión. La rodeé, la miré de reojo, la rocé despacito, nos tocamos y nos alejamos inmediatamente. Una probadita.
Nos atraemos. Hasta creo que nos gustamos seriamente. Pero sabemos que así no es, y por eso nos mantenemos distantes. Porque estar todo el dia con ella, volverla crónica, la convertiría en un padecimiento. Es una ensoñación clarificante, y en mi caso alentadora. “Estás ahí, en el fondo mismo del aborrecimiento. Mas allá la nada, y mas acá todo.”

Pensé por lo menos diez cosas para comentar esta semana en el blog pero en el estado larvático interior por el que me deslicé en estos dias, hubo una noche que entré, léi, me pareció malísimo, me dio vergüenza y en ese mismo instante olvidé todo lo que quería decir. De repente este corrimiento energético hacia el mundo ciberespacial volvió a parecerme un ejercicio útil, y cagandome en todo vuelvo a escribir.

En una época le tenía miedo a la muerte. No a la mía. Voy a morir algun dia y no voy ni a enterarme. El miedo es egoísta en extremo. Después de alguna terapia corta dejé también de preocuparme de más por esto, para dar lugar a que se acomode otro amigo miedo, mucho mas intenso e irreversible. Y ahi va...

El inexorable devenir de la estupidez

Si de la muerte no se puede hacer volver a nadie, y evitarla es una de las pocas cosas imposibles de este mundo, es la Estupidez su hermana menor. Se la vive en vida, como muchas veces se la vive a su hermana mayor tambien. Por genética, de ella tampoco se vuelve. En cambio, por un avance extraordinario en materia científica, a ella si se la puede evitar. Cuesta mas que una carrera de medicina el esquivarla, pero al igual que la Muerte, nadie se salva de rodearla, de enfrentarla. El morbo está, como decía en que a ella sí se la puede evadir. Por eso vale mucho mas la pena preocuparse por ella. Creo más en la posiblidad de reencarnar que en la de volver de ese estado de pelotudez en el que te deja seguir, con anteojeras, por el que pareciera el único camino pavimentado hacia el que te dirige toda esta basura.

Son dos hermanas sínicas, porque vivir en la estupidez es vivir un poco muerto.

Punto aparte. Pero seguido.


Mi nuevo estado laboral no me aporta en lo absoluto. No me hace crecer en ningún aspecto de la vida. Dependencia patronal que le dicen. Decidí entonces, aprovechando esta oleada de energías, darle tantas vueltas como sea necesarias para encontrarle algún aspecto positivo, aunque sea el mas mínimo.

Y puede que lo haya encontrado, sentada en un Café Concert, acodada en una mesa diminuta, sosteniéndome la cara para no dormirme en medio de un recital donde daba para todo menos para dormirse. Fue ahí, en esa ensoñación y cuando la vibración musical atravesaba todo mi organismo y me hacia retumbar cada tripa, cuando escuché la frase de una canción que no es ni la mejor que escuché, ni la mas buena de la banda, pero que en este momento me sirve, y con eso basta. Todavía no esta en ningún disco. Al gordo Minimal le estaba costando bastante el tema de abrir la boca, y solo pude captar algunas palabras sueltas, que concatenadas le dieron un sentido importante. La canción por si misma quizás no significa tanto. Es acompañada de la aversión que se convierte en una cuestión redentora. Solo después de escucharla me dí cuenta que si este momento de mi vida no me va a enseñar a ser, entonces va a enseñarme a no ser. Si no me va a aportar en lo que quiero ser, me va a aportar en lo que no quiero. Así, voy a convertir mi experiencia en algo valioso, redefiniendo el objetivo de crecer hacia un lado, hacia el de no crecer hacia otro.

Si alguien entendió, le agradecería que me lo aclaren. Eso fue lo que pude ver.

Ahí les van las palabras y las no palabras, que hicieron que esta canción me llevara, como un resorte, a sacar la cabeza otra vez para afuera.

Las canciones salvadoras, llenadoras de emoción
que las pasan en la radio, y suenan en tu corazón.


Abandona ya tu ropa
y no pares de cantar

porque la uva mas dulce
es la que aun estás por tragar

(…)

Siempre supe que para existir tenía que ser real
para bien o para mal…

Y llegué a casa, y apenas entré me lo encontré a Fito en el living. Le hacía compañía a Pei-Ton Fayt, de la raza de perras luchadoras, que hecha una madeja en el sillón tarareaba que todo esto, amigos y amigas...

es solo una cuestión de actitud.

Por fin dormí.

Es que tengo tanto(s) sueño(s) últimamente.

Gracias por responder a la encuesta que está por ahi al costado.

sábado, abril 26, 2008

Entrada sin titulo

Me compré un libro hace más o menos diez días. Desde entonces descansa intacto sobre mi mesa de luz. Fue el feliz elegido de entre una mesa llena de ofertas de liquidación por cierre, y la clave de su victoria estuvo pura y exclusivamente en el titulo. Como cuando compré "La muerte lenta de Luciana B", "Cirenaica", "El hombre que fue Jueves" y "Novela sin titulo". Este ultimo: "La importancia de ser Ernesto”.

...

Nada.
Eso.
Conozco un Ernesto.
Además.

viernes, abril 18, 2008

Otra paradoja para sumarle a la vida

Ultimamente estoy mas cordial que de costumbre. No es casual. Durante gran parte del día ando con una expresión que no puedo borrar de mi cara porque ahora por sonreír se me paga.

Así es. Recepcionar en la empresa donde trabajo es derrochar amabilidad y algarabía, y me cuesta sacudirla al terminar la jornada. Durante algunas cuadras, en el camino de regreso a casa, atino a sonreír o hacer gestos gratos a la gente que camina por la calle. Esto podría ser peligroso a la larga si no se me pasa, ya que cualquier hombre podría malinterpretar mi tic y darse por correspondido.

Estoy anonadada con toda la sarta de reglas y prohibiciones de las que me atiborraron ni bien comencé a trabajar, hace ya una semana. Se podría hacer una enciclopedia con la cantidad de cosas que hay que tener en cuenta para no meter la pata. Lo loco, o según muchos con los que hablé no tan loco, es que no se tiene ni por casualidad la misma seriedad para hablar de prestaciones, ni mucho menos de salarios. Me enteré por mi compañera que esta semana, al ser de “capacitación” no se nos paga. A ella se lo dijeron y a mi no, con lo cual me voy a hacer la desentendida y reclamaré cuando corresponda… Definitivamente capacitación no tuvimos, a no ser que le llamen así a estar trabajando toda la semana recepcionando clientes y proveedores, carteros y deliverys, muchos de los cuales se dan el lujo de maltratarte, ambas paradas gran parte del día, y como les decía, con la obligación de la sonrisa bien dibujada. O quizás le llamen así al consejo gerencial de la jefa cuando me dijo una frase que no voy a olvidar nunca en mi vida, por su gran aporte a mi desarrollo laboral:


Yo, sonriente (atendiendo a un cliente): "Digame su nombre por favor así lo llaman y lo asesoran los vendedores"
Cliente X: "Rubén"
Yo, sonriente: "Muy bien Rubén, pase por el salón y lo van a llaman por su nombre de pila"
La jefa susurrante, en un acto de enseñanza sin prescedentes: "no le digas pila, no queda bien"


A esta altura me doy cuenta de que voy a necesitar urgente que me tramiten la obra social para hacerme un tratamiento en la mandíbula porque se me va a caer de tanto sonreírle al cliente. Además voy a necesitar un turno con el traumatólogo porque el nervio ciático me esta pidiendo vacaciones después de haber estado parada toda la semana. También un buen odontólogo, porque a falta de felicidad, me la paso bajando la caramelera que está en recepción... Y por qué no, un curso de control de ira... Al fin y al cabo, parece ser que voy a trabajar para pagarme las dolencias que me provoca hacerlo. Y así es señoras y señores, como una vez más la Paradoja se hace presente... esa gran amiga complicada con quien ya estamos, claro está, plenamente familiarizados.


viernes, abril 11, 2008

Finas lineas

Ya lo había dicho yo, mi mujer bajo la lluvia y mi cara de predisposición total convencieron a la empresa. Me llamaron para la segunda entrevista, y después para la tercera. A esta última fui bastante menos predispuesta que a las anteriores. Hay una fina linea entre ser un psicologo de recursos humanos y ser un chusma, un indiscreto. Y si no vean las cosas que hay que oir:

La paparazzo de RRHHH: "¿Tenés novio Luciana?"
Yo: no.
La paparazzo: "¿AHA, QUE PASÓ?"
Yo: ¿Con qué? No, no tengo.
La paparazzo sorprendida: "¿Pareja estable tuviste?"
Yo: [¿podrá llamarsele a eso estable?] Ah si si... al comienzo de mi estadía en la ciudad
La paparazzo sorprendida: ¿y después?
Yo: no
La paparazzo sorprendida: "ta bien... quedaste quemada..." (SIC, lo juro)


Yo no se si llamarlo "desliz" o cómo. Pienso quizás que hasta tuvo una especie de empatía con mi condición de soltera crónica.

Lo cierto es que al mismo tiempo de comenzar con esta labor, que me han advertido: es ardua, también verán una merma significativa en este blog que alguna vez supo estar actualizado. Ahora van a tener que leer a Cortázar, Bennedetti, y Borges para llenar el vacío que les va a dejar mi entrada en blanco, mi saludo al pasar, mi texto copiado de alguna parte.

Esta mañana estuve haciendo cola por tres horas para hacerme el pre ocupacional. Me miraron si tenía pie plano. Me preguntaron si sufrí de hemorroides. No veo la hora de que me digan qué es lo que tengo que hacer y hacerlo. Basta de entrevistas, de largas colas, de testeos psicológicos. Empiezo mañana. Sábado. Ja.

El frio ya se va haciendo notar. El invierno se está preparando para hacer su gracia y ahora, precisamente en este instante, se largó a llover. Justo cuando tengo que salir hacia la oficina de mi otro trabajo (el que me gusta). Así es que cantando bajito y sin demoras ésta mujer se retira... bajo la lluvia. Paraguas en mano. Bien cubierta.

domingo, abril 06, 2008

Para lo que hay que oír...

Me hice de una radio AMBASSADOR. Es uno de los primeros aparatos de amplitud modulada con transistores, y la encontré reposando sobre un placard en la casa de mi abuela. Suponemos que data del año 60 o quizás antes. Una verdadera reliquia. No funciona, por más que hemos hecho inmensos esfuerzos por arreglarla, tememos que se haya quemado alguna cosa. Adentro tenía nidos de arañas, toda clase de ácaros, y tanta tierra como hay debajo de tu cama.

Cuando yo era más chica, al cumplir una edad razonable se pedía un equipo de música. Me acuerdo que el que tenía el mini componente más grande era el más pillo. Resulta que diez años después, el que tiene el aparatito mas chico es el más copado.

Soy de una generación que casi nace por internet. No me quiero hacer la joven, es cierto, no había tanta Internet pero al menos el boom de las PC ya estaba en marcha. La nueva generación sí que nació conectada a la red de redes. Y en esta era del Mp3, o Mp4, o ¿acaso ya salió el Mp5? todo es por demás descartable. Si te comprás un teléfono celular con mp3 a los dos años sale el mp4 y quedás boyando como un tarado. Si te comprás un TV 29” al otro año si no tenés un plasma sos muy out. Y la publicidad te bombardea haciéndote pensar que no podés vivir si no tenés el equipo de última generación.

Mi MP4 dejó de andar hace una semana. Era una mierda de cien pesos que no servía para nada, porque el verdadero Ipod está muy lejos de mi realidad. No lo tiré. Tampoco tiré el MP3 que había salido mucho más que eso y que tuvo su infeliz deceso hará algo mas de un año. Estoy segura que cuando mis descendientes encuentren mi FAKE POD y vean que no funciona, nadie lo va a poner sobre una mesa, lo va a lustrar y lo va a venerar tanto como yo a mi AMBASSADOR. Lo puse sobre mi placard a juntar tierra, con la sola intención de hacer la prueba.

Así es que tengo a ese objeto inerte y me he convertido en una fetichista del tiempo. Ahí está ella, reluciente, gozando por no haber perdido del todo la batalla. Tenerla me recuerda que el mundo no siempre fue tan gil.

La gigante AMBASSADOR está hecha para durar, para sobrevivir en un mundo que no era tan efímero como éste. Permítaseme fantasear con su final:

La AMBASSADOR trasmitía radio teatros, noticias del campo, anuncios de perdidas de vacas y médicos que trabajaban a domicilio. De manera progresiva lo que anunciaba se fue haciendo cada vez más patético y así fue como un buen día, abuela y abuelo le metieron una patada tan grande que un transistor saltó y calló justo en la pileta de la bomba de agua. Mi abuelo resignado dijo algo así como: “ma´si, para lo que hay que oir!”. Y la dejó sobre su placard. Cuatro décadas más tarde llegó de visitas la nieta desencantada y la puso en su lugar después de entender que ese aparatejo estuvo hecho desde el principio para durar y perdurar por siglos, y que lo que hizo que dejara de funcionar no fueron las patadas del abuelo, ni los golpes de tensión. Lo que en verdad mató a la AMBASSADOR fueron los tiempos.


lunes, marzo 31, 2008

Noches eran las de antes

El sábado sacudí mi pereza y me lancé a la noche sedienta. De aventuras.
Así es como aterricé en un bar con una amiga, y tras algunos bidones de cerveza apareció Oscar, brindando por el milagro de la vida. El personaje, un tipo de cincuenta y largos años, festejaba su pronta conversión al mundo de los abuelos. Brindis por aquí brindis por allá, el veterano explicaba y re explicaba (sin pedido de explicación) que él se encontraba en el bar porque se caracterizaba por un jovial espíritu, y que había vivido la vida como le vino en ganas. A lo verde mínimo. Supuestamente crió como madre y padre a su “cojonuda” hija (adjetivo calificativo utilizado por el propio congénere) quien se encontraba al momento pronta a ser madre adolescente. A Oscar no le paraba el pico ni para respirar. Resultó ser que tenía mas historias que las mil y una noches, y yo como buena chica lo escuché hasta que me sangraron los oídos. En sus épocas de narcotraficante había esnifado y se había inyectado cuanta droga cayera en sus manos. –

Oscar el narco con mala suerte- “¿Tocame el brazo, sentís alguna vena?”

Yo: [¿mmm que tengo que decir!?] “Nada Oscar, ni una. ¿Y eso por qué?”

Oscar el narco con mala suerte: “Por drogadicto… por drogadicto”

Según me confió, el negocio iba bien (a pesar de las perdidas por consumo personal) hasta que en una frontera el sobrino del Don Mariano le había tendido una emboscada que tuvo que pagar con un año y ocho meses de prisión en Brasil. [Homen, o que é terrível destino!] Bajón. La noche se tiñó de amargura (tan sólo por un momento) al escuchar la historia del terrible recuerdo del ruido de los candados.

Así es como volvió a la Argentina habiendo tenido que soportar mucho más que un ruido molesto. “Ahora no me asusta nada, soy capaz de pintarme la boca y ponerme tacos, todo por mi hija”. Loable, muy loable. Desvié el tema. Solo me faltaba que me contara con lujos de detalle la parte del estupro.

Oscar el narco con mala suerte: “Brindo por esta noche, y por haberte conocido Lucía”.

Yo: “Oh, yo brindo mas”…

Oscar el narco con mala suerte: “Antes sentía que estaba desubicado como chupete en el culo en este lugar”

Yo: “lo sigue estando Oscar, lo sigue estando”

Una hora y media después se le ocurrió que la oreja también tenía vida, y me preguntó a qué me dedicaba. Muy jocosa le dije “soy periodista. Estoy investigando a unos narcos sudamericanos para una revista petardista”. No le vino en gracia, pero tampoco tuve la suerte de que eso lo haciera callar. Seguía teniendo historias. No puedo dejar de mencionar que llevaba puesto un reloj pulsera que mostró a la luz de un encendedor con el orgullo de un soldado:

Oscar el narco con mala suerte: “Miren, ¿qué dice ahí? Juan Domingo Perón. 1952.”

La cara de Perón se iluminaba radiante. El reloj marcaba la cinco y media de la mañana. Hora de irse para algún otro lado. Según él, tras un gato sin bigotes (SIC).

Este es Oscar (click)

Por razones obvias no muestro bien su cara

El segundo bar estaba atestado de gente. La mayoría borracha. No se si era la vestimenta, o simplemente mi inigualable swing de los años veinte pero ni bien entré me levanté otro viejo.

Yo: “señor, usted me está observando el trasero de manera impune”

Viejo 2 muy poco agraciado: “no señorita, pero yo ando buscando una mujer, para olvidar”

Yo: “si camina para allá va a encontrar muchas mujeres que no son yo, vaya. Buena suerte.”

No encontramos con unos amigos con quienes “bailamos” mientras nos poníamos al día. En un momento me doy vuelta y otra vez el viejo, esta vez más tambaleante que hacía cuarenta minutos.

Yo (menos predispuesta que antes): “¿que pasó señor? ¿no encontró a su mujer?”

El viejo tambaleante: “no, lo que pasa es que no quieren… yo necesito una mujer para ol..”

Yo: “mire señor, no quiero que lo tome a mal, pero si multiplicamos por tres el promedio de edad en este lugar no alcanza a equivaler a la suya me entiende? Si me permite aconsejarlo, ud tiene que ir a un lugar que se llama “Recordando”. Ahí va gente linda y de su edad… lo van a tratar bien. Y ya deje de mirarme las tetas.”


Seguí bailando y el viejo desapareció entre la gente, que ya era mucha menos que cuando llegamos. Dos jóvenes se acercaron a nosotras, en el último intento de la noche por ser correspondidos. No hubo suerte. Pero fue mas que importante para mí ver sus facciones tersas, dóciles. Ya estaba lista. Tras un último sorbo emprendimos la retirada.

Pd: No olvides completar tu encuesta. Será fundamental para el futuro de este blog. Y si querés ahondar en la elección siempre es bienvenido tu comentario.

Mi respuesta la hago pública: con gusto me comería un vegete en particular. Por supuesto que esa noche no estaba. No esperaba tener tanta suerte. Pero reitero: sólo ese.

Saludos