
¿Soñaste alguna vez con que llegás a un lugar y te das cuenta que tenés puestas las pantuflas? Yo muchas. Por ejemplo, llego en pantuflas a la facultad sin notarlo y allí esperan un montón de pretenciosos con una bolsa llena de burlas. Cuando caigo a cuenta de la situación me muero de vergüenza, y me despierto angustiada, con ganas de lloriquear, si no es lloriqueando.
Ni bien silbó el despertador supe que no iba a ser el mejor día. Cuando abrí los ojos noté que tenia duro desde los pies hasta el último músculo de mi cara. Es la consecuencia de algunos días de tensión. Mandibulié toda la mañana, no por abstinencia, sino por bruxismo. Solo un reducido ángulo motriz me estuvo habilitado durante las primeras horas del día. Robocop era Iñaki Urlezaga al lado mio. Mi nariz tenia la forma de un poroto de dimensiones extraordinarias consecuencia de un enfriamiento devenido en sonatina. Perdí toda la mañana lamentando mis dolencias.
A pesar de todo salí a trabajar a tiempo, y aunque un poco deshecha, pude a fuerza de base y corrector, tapar mis ojeras de mapache e improvisar un afinamiento de nariz bastante barato.
Pero.
Cuando estaba casi a mitad del camino, miré para abajo y me di cuenta que tenía puestas las zapatillas.
Y es igual. Zapatillas o pantuflas, para el caso es igual. Volví a mirarme los pies confundida. Paré un segundo. Pensé. No. Estoy despierta. Sí.
Volví.
No se puede ir en zapatillas.
Así fue como descubrí que debería haber una lista de llegadas tardes permitidas en cada puesto laboral considerando que los empleados piran (si o si) a determinada altura de las circunstancias. Por eso creo necesario, como única sindicalista de la empresa (?) proponer ante la dirección, una lista que con el tiempo aspira a convertirse en una regla de oro de todas las corporaciones mundiales. Ahi voy ;
Esta empresa permite las llegadas tarde ante las siguientes circunstancias:
Sin dudas, un poco de compasión por el malogrado ser humano aumentaría la productividad. Pero, está visto que las empresas rendidoras o las corporaciones millonarias, no se han hecho a fuerza de piedad por sus trabajadores, y mucho, pero muchísimo menos, de sus trabajadoras.
Perdí el presentismo.



1 comentario:
El presentismo es la excusa perfecta de esas corporaciones para venderte la idea de que te van a dar un premio por lograrlo... no caigas en ese jueguito. Hay cosas peores Lucha!
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