Una pequeña niña me vendió una flor con enseñanza, como esas galletas orientales de la suerte. La elección no era tan compleja.
¿Clavel o rosa?
-“Tomá. Los claveles son para los muertos”.
Entre la claridad y la rutina existe una línea que me es difícil percibir. Esas finas líneas, que aparecen en mi vida como un Droopy constante, me tienen bastante preocupada.
¿Es acaso el conformismo un amigo fiel de la felicidad?
¿O es la claridad lo que va subyaciendo en el mambo de la vida?
¿Será incluso la rutina lo que atrae cierta claridad?
¿Por qué debería ser deseable tener ordenados los melones?.
No lo sé. Nadie sabe la verdad.
Y casi como otra de esas galletas con sorpresa, me aclararon con una certidumbre avasalladora que la tal “verdad” ni siquiera existe...
“Lo que si…” – aclaró también con seguridad indiscutible- “ hay quienes estamos mas cerca que otros”.
Pd: tu buena predisposición para completar mi encuesta de los melones aportará a que mi intríngulis me cause menor angustia. Muchas Gracias. (Al costado!!)