jueves, mayo 22, 2008

Diego! Vení a ver desde acá!

Si no escribo es porque...
...paso varias horas del día dedicadas al esfuerzo contra natura de conservar mi centro.

(acá pueden ver dos de mis estados más frecuentes)

Sufro violentos abscesos de indignación, seguidos de arrebatadas alegrías. La transición dura un segundo. Y cada estado puede durar cinco o más minutos.

Para encontrarle explicación pensé en los ciclos de la madre naturaleza, en alguna especie de trastorno esquizoide, en el cansancio que me da no querer dejar de hacer nada, o en una simple regresión adolescente.

Se incrementa con la lluvia. Y hoy llovió mucho.

Y resultó que en estos días de muchas preguntas y escasas respuestas me estuvo resonando en la cabeza el remate de un cuentito muy corto de Galeano que me leyó una buena amiga hace un tiempo. Como cuando uno se levanta con una canción que no puede dejar de tararear en todo el día, el remate de la historia me persiguió por todos lados a donde fui. A ver si me entienden. De por ahí vino. Este cuentito pretende ser comprendido sin más.

Diego no conocía la mar..

Su padre, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena,

después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos.

Y fue tanta la inmesidad de la mar,

y tanto su fulgor,

que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar,

temblando, tartamudeando,

pidió a su padre:-

Papá: ......Ayúdame a Mirar !!

Que tierno. Por dios no lloren. Tengo un absceso violento en este momento, y la sensiblería me mata de espanto. Por ahora.

El mar que veía pequeño niño era perfecto, inmenso. No le quedó más que tartamudear de alegría. ¡Pero Diego! No todos tienen la misma suerte. A veces nos toca ver unos riachuelos a los que cuesta encontrarle algún fulgor. Aunque sabemos que si ponemos la mejor de las ondas, siempre vamos a encontrar algo que amerite la búsqueda.

Si miramos el vaso medio lleno, este dualismo (amor/odio- alegria/fastidio) podría responder a un estado avanzado de la sensatez. No se puede ser completamente feliz o miserablemente triste, siempre hay algo que te arruina el estado.

Si miro el vaso medio vacío... estoy exigiéndole demasiado a mis emociones, y voy a explotar en un corto plazo. Sea como sea, Diego: pedile a tu papá que te traiga para acá y que nos ayude a mirar a los dos. Dale!


viernes, mayo 09, 2008

Le pantuflé

¿Soñaste alguna vez con que llegás a un lugar y te das cuenta que tenés puestas las pantuflas? Yo muchas. Por ejemplo, llego en pantuflas a la facultad sin notarlo y allí esperan un montón de pretenciosos con una bolsa llena de burlas. Cuando caigo a cuenta de la situación me muero de vergüenza, y me despierto angustiada, con ganas de lloriquear, si no es lloriqueando.

Ni bien silbó el despertador supe que no iba a ser el mejor día. Cuando abrí los ojos noté que tenia duro desde los pies hasta el último músculo de mi cara. Es la consecuencia de algunos días de tensión. Mandibulié toda la mañana, no por abstinencia, sino por bruxismo. Solo un reducido ángulo motriz me estuvo habilitado durante las primeras horas del día. Robocop era Iñaki Urlezaga al lado mio. Mi nariz tenia la forma de un poroto de dimensiones extraordinarias consecuencia de un enfriamiento devenido en sonatina. Perdí toda la mañana lamentando mis dolencias.

A pesar de todo salí a trabajar a tiempo, y aunque un poco deshecha, pude a fuerza de base y corrector, tapar mis ojeras de mapache e improvisar un afinamiento de nariz bastante barato.

Pero.

Cuando estaba casi a mitad del camino, miré para abajo y me di cuenta que tenía puestas las zapatillas.

Y es igual. Zapatillas o pantuflas, para el caso es igual. Volví a mirarme los pies confundida. Paré un segundo. Pensé. No. Estoy despierta. Sí.

Volví.

No se puede ir en zapatillas.

Llegué tarde a trabajar. Un accidente que había habido momentos antes en la avenida hizo que todo el tránsito se convirtiera en un caos y cuando volví a salir de mi casa no conseguía ni un taxi libre. Mi pensamiento desesperado dejó entrever lo mas mísero de mi espiritu: "no se podían accidentar en otro momento. No. Tenia que ser justo cuando salí en zapatillas..."

Así fue como descubrí que debería haber una lista de llegadas tardes permitidas en cada puesto laboral considerando que los empleados piran (si o si) a determinada altura de las circunstancias. Por eso creo necesario, como única sindicalista de la empresa (?) proponer ante la dirección, una lista que con el tiempo aspira a convertirse en una regla de oro de todas las corporaciones mundiales. Ahi voy ;

Esta empresa permite las llegadas tarde ante las siguientes circunstancias:

Sin dudas, un poco de compasión por el malogrado ser humano aumentaría la productividad. Pero, está visto que las empresas rendidoras o las corporaciones millonarias, no se han hecho a fuerza de piedad por sus trabajadores, y mucho, pero muchísimo menos, de sus trabajadoras.


Perdí el presentismo.


domingo, mayo 04, 2008

La uva mas dulce

Ando, o quizás anduve, muy próxima a la aversión. La rodeé, la miré de reojo, la rocé despacito, nos tocamos y nos alejamos inmediatamente. Una probadita.
Nos atraemos. Hasta creo que nos gustamos seriamente. Pero sabemos que así no es, y por eso nos mantenemos distantes. Porque estar todo el dia con ella, volverla crónica, la convertiría en un padecimiento. Es una ensoñación clarificante, y en mi caso alentadora. “Estás ahí, en el fondo mismo del aborrecimiento. Mas allá la nada, y mas acá todo.”

Pensé por lo menos diez cosas para comentar esta semana en el blog pero en el estado larvático interior por el que me deslicé en estos dias, hubo una noche que entré, léi, me pareció malísimo, me dio vergüenza y en ese mismo instante olvidé todo lo que quería decir. De repente este corrimiento energético hacia el mundo ciberespacial volvió a parecerme un ejercicio útil, y cagandome en todo vuelvo a escribir.

En una época le tenía miedo a la muerte. No a la mía. Voy a morir algun dia y no voy ni a enterarme. El miedo es egoísta en extremo. Después de alguna terapia corta dejé también de preocuparme de más por esto, para dar lugar a que se acomode otro amigo miedo, mucho mas intenso e irreversible. Y ahi va...

El inexorable devenir de la estupidez

Si de la muerte no se puede hacer volver a nadie, y evitarla es una de las pocas cosas imposibles de este mundo, es la Estupidez su hermana menor. Se la vive en vida, como muchas veces se la vive a su hermana mayor tambien. Por genética, de ella tampoco se vuelve. En cambio, por un avance extraordinario en materia científica, a ella si se la puede evitar. Cuesta mas que una carrera de medicina el esquivarla, pero al igual que la Muerte, nadie se salva de rodearla, de enfrentarla. El morbo está, como decía en que a ella sí se la puede evadir. Por eso vale mucho mas la pena preocuparse por ella. Creo más en la posiblidad de reencarnar que en la de volver de ese estado de pelotudez en el que te deja seguir, con anteojeras, por el que pareciera el único camino pavimentado hacia el que te dirige toda esta basura.

Son dos hermanas sínicas, porque vivir en la estupidez es vivir un poco muerto.

Punto aparte. Pero seguido.


Mi nuevo estado laboral no me aporta en lo absoluto. No me hace crecer en ningún aspecto de la vida. Dependencia patronal que le dicen. Decidí entonces, aprovechando esta oleada de energías, darle tantas vueltas como sea necesarias para encontrarle algún aspecto positivo, aunque sea el mas mínimo.

Y puede que lo haya encontrado, sentada en un Café Concert, acodada en una mesa diminuta, sosteniéndome la cara para no dormirme en medio de un recital donde daba para todo menos para dormirse. Fue ahí, en esa ensoñación y cuando la vibración musical atravesaba todo mi organismo y me hacia retumbar cada tripa, cuando escuché la frase de una canción que no es ni la mejor que escuché, ni la mas buena de la banda, pero que en este momento me sirve, y con eso basta. Todavía no esta en ningún disco. Al gordo Minimal le estaba costando bastante el tema de abrir la boca, y solo pude captar algunas palabras sueltas, que concatenadas le dieron un sentido importante. La canción por si misma quizás no significa tanto. Es acompañada de la aversión que se convierte en una cuestión redentora. Solo después de escucharla me dí cuenta que si este momento de mi vida no me va a enseñar a ser, entonces va a enseñarme a no ser. Si no me va a aportar en lo que quiero ser, me va a aportar en lo que no quiero. Así, voy a convertir mi experiencia en algo valioso, redefiniendo el objetivo de crecer hacia un lado, hacia el de no crecer hacia otro.

Si alguien entendió, le agradecería que me lo aclaren. Eso fue lo que pude ver.

Ahí les van las palabras y las no palabras, que hicieron que esta canción me llevara, como un resorte, a sacar la cabeza otra vez para afuera.

Las canciones salvadoras, llenadoras de emoción
que las pasan en la radio, y suenan en tu corazón.


Abandona ya tu ropa
y no pares de cantar

porque la uva mas dulce
es la que aun estás por tragar

(…)

Siempre supe que para existir tenía que ser real
para bien o para mal…

Y llegué a casa, y apenas entré me lo encontré a Fito en el living. Le hacía compañía a Pei-Ton Fayt, de la raza de perras luchadoras, que hecha una madeja en el sillón tarareaba que todo esto, amigos y amigas...

es solo una cuestión de actitud.

Por fin dormí.

Es que tengo tanto(s) sueño(s) últimamente.

Gracias por responder a la encuesta que está por ahi al costado.