martes, febrero 12, 2008

La dinastía Fayt

Cacareos de alegría. Eso es lo que me provocan estos días de retorno a mi retoño, valga la no-redundancia. Y ayer terminé por explotar de regocijo. Llegó “Pei-Ton de la dinastía Fayt”, que vendría a ser la perra que adopté hace poco menos de un año- una can bien latina, producto de un crisol de razas enamoradas en un día primaveral-. Seguramente.

Ella estaba en Ushuaia, de paseo. Se fue a visitar a su amiga, Mora.

Les comentaba, que de una bacanal fiesta perruna nació ella. No quisiera haber estado comiendo al lado...

Apenas unos días después- y ya perfilando su fuerte carácter- la pobre se hastió de tanta joda a su alrededor, y decidió tomarse la cigueña sin siquiera decir adiós...


Y así fué como llegó a La Plata, lugar donde encontró el hogar que sus parientes no habían podido brindarle, ocupados con bajos placeres terrenales... impronunciables...

La fui a buscar al aeropuerto. Venía bastante demorada por problemas con el vuelo... La vi y lo supe: era ella.


Así fué como Pei llegó a casa.
Hoy es una perra adolescente. Bastante rebelde, pero se deja querer. Todos preguntan ¿de qué raza es? (ya que es por de más bella). Nosotras contestamos orgullosas “de todas y de ninguna como nosotras mismas… a que viene esa horrenda pregunta?”

Y ayer, cuando la fui a buscar al aeropuerto, luego de su viaje al sur, un brasilero culminó sus palabreríos racistas con la frase “es tan bella que deberían formar UMA NOVA JAZA” “¿Una nova queeee?” “JAZA… JJJRRRRRRAAAZZZAAA”, sentenció con dificultad lengüeril.

Así es como nació la dinastía canina Fayt, que viene de Fight, que deriva en fighter o sea “Pei Ton de la dinastía de perras luchadoras”. Todo un titulo de nobleza.


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