
El aura.
El aura, nace sin color, y los va adquiriendo a lo largo del tiempo. El tiempo le da al aura diversos tonos. Todo depende del color que uno quiera y pueda darle. Algunos tienen el aura verde, como los bosques, llenos de pureza, en toda su naturaleza. Pero verde oscura es la rabia. Algunos tienen el aura celeste, como el cielo, como el mar, un poco cerca del final, un poco lejos del principio. Pero azul oscura es la envidia.
Algunos tienen el aura roja. Como el fuego, como la pasión, como una novela. Pero rojo oscuro es el orgullo.
Algunos tienen el alma gris, negra, como la muerte. Pero negra azabache es la tristeza.
El futuro.
Me acreciento, me potencio, me expando y me vuelvo a acurrucar. ¿Cuantos cambios, cuantas transformaciones habrá que soportar hasta ser uno mismo, hasta encontrarse?
La suerte de poder tomar lo patético como una experiencia. El ayer una vez dejado atrás pasa a ser nada mas que eso. Nada mas y nada menos que eso. Pasado, inseparable de nosotros, tan inseparable como el cuerpo. Mientras tanto, el futuro se presenta borroso, pero a cada minuto mas cercano. Veinte años no es nada.
El futuro tiene todos los colores y ninguno.
La Traición.
La traición lleva inevitablemente al alejamiento. Traicionarnos nos aleja de nosotros, de nuestras convicciones, de nuestras promesas. Traicionar nos aleja del otro, rompe violentamente algún lazo creado para constituirse en otra cosa. Como un agujero sin final, donde no se encuentra apoyo, donde no hay explicación ni fin. No hay retorno, no hay manera de engalanarla, una traición es siempre un quiebre profundo, como una grieta inmensa que recorre toda la tierra hasta partirla, hasta alejarla de su otra parte, y caer ruidosa a la nada hasta finalmente separarse por completo.
La traición es de color negro. La traición debería ser el traición.
El arte.
El arte transporta. El arte es como un tren bala que nos lleva a rápidas velocidades por los caminos mas lejanos. Ahí adonde la mente no puede llegar cuando está estacionada, el arte la lleva por pasajes clandestinos, escondidos en lo profundo, bien en lo profundo por suerte, porque si estuvieran en la superficie no nos asombrarían. Descubrirse es fácil mediante ésta útil herramienta que permite mirarnos el interior sin necesidad de estar dormidos.
El arte es de todos los colores a la vez.
El amor
Es como un volcán siempre a punto de estallar, pero también como el mar calmo. El amor es desesperación y paz al mismo tiempo. El amor es llenitud y vacío, es alegría y tristeza, es rápido y lento, es contradictorio y claro, es risa y llanto, es palabra y silencio, es el infinito llegando a su fin. El amor es transparente.



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