
El viento la iba empujando con suavidad, y ella se dejaba llevar. Le gustaba andar así, moviéndose al son de la ventisca y la hojarasca. Entrecerraba los ojos y sentía las caricias que le hacia el viento. Y bailoteaba despacito y sin apuros, como si no existiera el tiempo, y apenas el espacio apareciera en el momento de poner pie firme para volver a dar un saltito.
A lo lejos un pájaro amarillo. Lucía como papel mal pintado por un infante incapaz de controlar cosa tan maravillosamente simple como un crayón. El pájaro amarillo que estaba a lo lejos reposaba en la rama de un árbol que tenía una miserable frondosidad. Pero aunque pocas, sus hojas brillaban con mas resplandor que ninguna. Eran pequeñas hojillas en formas de lágrimas que salían tímidas de las esqueléticas ramas que formaban aquel extraño árbol.
Al pasar la niña cerca del miserablemente frondoso árbol en el cual reposaba el pájaro amarillo, que parecía pintado por un infante poco habituado a los placeres del dibujo, le pareció que el animal le hablaba. El viento entonces cesó, y ella dirigió mansamente su mirada hacia arriba y dijo como canturreando:
- repita
Y el pájaro no repitió. Entonces la niña que pasaba bailoteando al son del viento y la hojarasca por debajo del esquelético árbol, bajó tranquilamente su mirada. El viento amansado comenzó a tocar su música otra vez y ella dio un saltito y se dejó llevar. Pero apenas comenzó la niña a andar, el pájaro, ésta vez mas claramente, le dijo alguna cosa. Entonces la niña dio una voltereta, subió su mirada, el viento cesó y le dijo canturreando:
- ¡repita!
El pájaro esta vez tampoco repitió. La niña dio un brinco y el viento comenzó a soplar. Se dejó llevar por el camino de lágrimas brillantes con sus brazos extendidos muy flexiblemente. Pero a lo lejos, el pájaro que anteriormente se encontraba reposando en las pobres ramas de un árbol con una penosa frondosidad, estaba parado junto a un pequeño plantín rodeado por piedras blancas. La niña pasó a su lado sin verlo, porque llevaba sus ojos cerrados, sintiendo como el viento la acariciaba. Entonces el pájaro vociferó, esta vez mas fuerte, alguna frase que la niña no alcanzó a oír con claridad. Giró la niña hacia el costado donde se encontraba el animal que parecía pintado por un niño sin experiencia en crayolas. El viento dejó de soplar. La niña miró la avecilla y le dijo:
- ¡repita!
Entonces el pájaro que antes estaba reposando en una macilenta ramificación de un árbol poco frondoso y que ahora se encontraba escoltando una plantilla rodeada de piedras blancas al costado de un camino lleno de hojas que brillan como lágrimas le dijo:
- Nena boba TÚ sí sabes bailar.
Lucha



1 comentario:
deve ser algo con un mensaje muy profundo por que yo no entendi nada...!
pero me gusto la descripcion del pajaro! XD
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