Me di cuenta que las paradojas se me
hacían amigables antes, que sabía reirme de ellas a través de este
blog. El problema es que no tengo ya ni de cerca la gracia que otrora
tenia para contar mis andanzas y tampoco la perspicacia de tomarme la
vida con esos tintes rosados. La vie ne est rose. Rose le peloté. La cuestión
es que me vengo a recontrar. Y leyendo, creo que algo aprendí de
aquellas notas mentales que en algún momento supieron explayarse por
mis dedos directo al cyberespacio y quedar grabadas en este rincón
gracias a los estados unidos de américa dueños de toda la internet
del mundo.
La vie est comme vous le dites, il est.
La vida es como la enunciás. La vida
es cómo la decís. Y yo me la paso hablando de mi vida, y hoy es
asim, mañana es asam, y pase lo que pase ni mi naufragio divanero va
a lograr llevarse esta conclusión.
Y hoy, más Lucha que nunca, me resisto
al molde tibio de la vida y por mas que ensaye no logro
incorporarme al mundo sin sentir que el cuerpo va separado de mi
mente. En Melmac las cosas han de ser bien diferentes.
Pasé mi etapa de los trabajos de
subsistencia, superé los Donald Trumps, los sueldos mitad blanco
mitad negro, el data entry, la carga de libros nuevos y hasta el cadetismo. Un buen día Zaz! Soy comunicadora. Me menciono como todas
esas letras. Lo interiorizo. Me lo creo. Me lanzo a comunicar a
diestra y siniestra. De golpe me siento una feminista. Una rara. Estudio, miro, examino, me convenzo. Soy una
especie rara de feminista. Estoy convencida. Bien, gracias. Ahi voy! En el medio puertitas que se abren.
“Permisoooo” (tímida) “Pasá”, paso. Entro. Me quedo. Me
acomodo. Después sigo por otros lares. Pruebo,
chusmeo. Estoy tranquila. Porque hasta ahí todavia tenía veinti...
Así, muy tranquila me gané el poder mencionarme a mi misma. Soy una
comunicadora rara y feminista (y no necesité intentar que funcione una relación lesbiana para darme cuenta, lo cual me hace mas rara) Y así, al infinito y mas allá. Voy
por aquí, voy por allá, surfeando las olas, con miedo pero también
con coraje. “Si no lo sé lo intento. Todo es posible”.
Positivismo inherente al propio extraño mundo.
Esto para poner en autos, y todo para
decir que cumplidos los treinta todo puedo ser hermoso y una mierda a
la vez. En pocos meses, una serie de cambios me regresaron aquí. Acá
estoy. Re caliente con la vida otra vez, porque no la entiendo. Me
puse a estudiar de nuevo, justo cuando por un error en la matrix me
olvidé que había que estar bien loca para volver al claustro. Y de
buenas a primeras ahi me vi, sentada frente a un “detentor del
saber” que quiere explicarme por dónde viene. Con un poco de
paciencia lo superé y me senté a escribir en el cuadernito.
La suerte venía de mi lado, todo iba
saliendo como el destino indicaba que tenía que salir: a mi favor
siempre. Ahí fue cuando conseguí un trabajo en el Estado. Gracias
Argentina, por fin me abrazaste en tu seno........ así fue como me
convertí... lean bien, en la Reina del PPT (doble P guanacos, doble
P). Todo lo que hago desde hace un año son presentaciones en power
point, aunque también di una vueltas por el prezi. Media maestría y
una carrera de grado para ser La Reina del PPT. Pero destino quiso
torcer el rumbo, y ahi fue cuando dije “acatáaaaa”. Entré a
laburar en un proyecto lac, osea latinoamericanoydelcaribe. Vamos
carajo! Ahora si, me motivé. A generar comunicación con énfasis en
los procesos! Si señores! No. No señores. A nadie le importan los
procesos señores. “Flipé?”. Si, flipaste. Dale, laburá sola.
Bueno.
Positivismo se interpuso. No es que me
dejé caer. “Al menos estoy ahorrando. A ver, ¿que hago? Ah si! Me
hago la burguesa”. Compré cosas. Clin, clin clin. Caja. Deme este,
deme aquel. Este lo pongo acá, este allá (debo decir a mi favor que jamás sucumbí ante una revista de decoración). Me siento y digo: “Ah... que bien! en cualquier
momento debe estar por sentirse la felicidad.” En dos meses cambié
el color de toda la casa, compre muebles, me mudé de habitación, me
inventé una oficina... Debe estar por llegar. “Eu! Acá! Acá esta
la puerta Felicidad! Mirá como puse todo. Pasá!!! Dale” Nada. No.
Sólo abro la puerta y veo una casa que no es la mía, porque la mía
era de otro color. Duermo y despierto mirando un techo raro. Dónde
están mis muñecotes? Ah cierto, los regalé a todos, cierto que
crecí. Cierto que ahora soy treinti. Bueno, dejo la puerta abierta.
Debe estar por llegar.
Dendemientras... mis pensamientos
juegan con poner un kiosco y darle la revancha a ese sueño de vieja
data de abrir todos y cada uno de los chicles hasta encontrarlo
finalmente. Ahí lo veo, diría que casi lo tengo enfrente. Es él,
“el envoltorio dorado”. Y es mio!
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