Una pequeña niña me vendió una flor con enseñanza, como esas galletas orientales de la suerte. La elección no era tan compleja.
¿Clavel o rosa?
-“Tomá. Los claveles son para los muertos”.
Entre la claridad y la rutina existe una línea que me es difícil percibir. Esas finas líneas, que aparecen en mi vida como un Droopy constante, me tienen bastante preocupada.
¿Es acaso el conformismo un amigo fiel de la felicidad?
¿O es la claridad lo que va subyaciendo en el mambo de la vida?
¿Será incluso la rutina lo que atrae cierta claridad?
¿Por qué debería ser deseable tener ordenados los melones?.
No lo sé. Nadie sabe la verdad.
Y casi como otra de esas galletas con sorpresa, me aclararon con una certidumbre avasalladora que la tal “verdad” ni siquiera existe...
“Lo que si…” – aclaró también con seguridad indiscutible- “ hay quienes estamos mas cerca que otros”.
Pd: tu buena predisposición para completar mi encuesta de los melones aportará a que mi intríngulis me cause menor angustia. Muchas Gracias. (Al costado!!)





2 comentarios:
Interesante, muy interesante.
La verdad siempre es relativa... obviamente si no abrimos el espíritu y solo vemos lo que pasa frente a nuestros ojos vamos a ver verdades o reglas impuestas por el común de la gente... pero como el universo es sabio, todo es relativo, como la misma creación del todo, por ende, la verdad, lo bueno, lo malo, también lo es. La seguridad y la confianza en el yo soy, es lo único que nos empuja a no cuestionar tanto lo que esta afuera de nosotros, y solo aprender de nosotros mismos.
Creo que la rutina es una serie de actividades que se acomodan y que acomodan. Por eso desgasta, por eso cansa... Pero también por su forma de ser, es que cuando estamos totalmente enajenados del mundo, queremos darle una mordidita a la rutina y volver a sentirnos centrados. Saber que podemos acomodarnos no sólo a nosotros mismos sino también a los otros.. pues, en definitiva, la rutina es compartida, a distintos niveles y de distintas maneras, con los otros.
Particularmente, no me adapto facilmente a las rutinas. Intento no permanecer tan alejado tampoco. Cómo todo, lo intermedio siempre es bueno... el equilibrio es sano.
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